El último europeo. Imperialismo, xenofobia y derecha radical en la Unión Europea
El último europeo. Imperialismo, xenofobia y derecha radical en la Unión Europea
Hablar de la crisis del proyecto europeo parece hoy un lugar común. Pero recordar su pujanza como sistema imperialista en busca de recursos no parece estar en demasiadas agendas. Como tampoco recordar sus discriminaciones xenófobas o la actividad de la derecha radical en su seno. A diferencia de otros, nosotros será ahí donde miremos.
"El 8 de enero de 2014 se celebraba en Atenas, en medio de grandes medidas de seguridad, la inauguración de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea en el céntrico edificio Zappeion, donde Grecia firmó su entrada a la Unión Europea en 1979. Mientras los políticos pasaban uno tras otro por el atril para hablar de «democracia», «paz» y «libertad» con la vaguedad habitual, la policía vigilaba el perímetro de seguridad establecido en torno al edificio. Las mismas personas a quienes se decía representar quedaban, así, excluidas de la ceremonia. Tout pour le peuple, rien par le peuple, todo para el pueblo, nada por el pueblo. Las paradojas no pasaron inadvertidas para los observadores: Grecia, cuna de la democracia, asume la presidencia de una organización posdemocrática de la que es su principal víctima. En realidad, la propia Unión Europea se presenta a los ojos de quienes habitan en ella como una paradoja en sí misma: a pesar de experimentar una profunda crisis de legitimidad, la UE parece seguir siendo capaz de seducir a una serie de Estados de Europa oriental que buscan desde hace años su entrada en el club."
[fragmento de la introducción]
La Unión Europea parece vivir una paradoja. Sus habitantes desconfían de las instituciones comunitarias, la extrema derecha avanza en todas las elecciones, aumentan las desigualdades sociales y el racismo y la tensión entre centro y periferia se agrava. Periodistas, analistas políticos y economistas especulan con la ruptura de la eurozona, la salida del euro e incluso de la UE. Pero por otra parte, y sobre todo si lo miramos con perspectiva, desde que cayera el bloque soviético la Unión Europea ha añadido 16 nuevos estados, más de 2 millones de kilómetros cuadrados y 124 millones de nuevos habitantes. Y el proceso continúa: en 2011 Estonia adopta la moneda de la Unión; en 2013 Croacia se incorpora como miembro de pleno derecho; y en 2014 es Letonia quien adopta el euro... mientras la propia Ucrania, históricamente en la zona de influencia rusa, se desgarra a causa de la capacidad de atracción de la UE.
¿Qué está sucediendo? ¿Cómo es posible que la UE parezca desintegrarse socialmente al tiempo que amplía sus fronteras geográficas y gana estados miembro? Es más, ¿pueden esos dos fenómenos —desintegración y extensión— ser reales a un mismo tiempo? Porque, más allá de la virginal referencia a los «valores europeos» y a su supuesta «ciudadanía », ¿qué es y en pos de qué actúa la UE?
Con este libro, nos acercamos a la respuesta estudiando el comportamiento de la Unión como bloque geopolítico, sus prácticas internas en materia de inmigración y la estructura y organización de la derecha radical en sus diferentes estados. Si buscaban un panegírico sobre los «valores europeos», no es este lugar. Aquí nos hemos centrado en diseccionar el comportamiento de la Unión, su esencia, su jerarquía de intereses. ¿Y con qué nos encontramos? El subtítulo lo avanza: imperialismo, xenofobia y derecha radical. La Unión Europea como proyecto imperialista de espaldas a su «pueblo»: el último europeo.